Deepfake: Deep yes.

El Deepfake es la tecnología que, usando Machine Learning, es capaz hoy de ponerle a cualquier video, otra cara. El año pasado pasó al mainstream con el video sensación: Jim Carey suplantando la cara de Jack Nicholson en el clásico El Resplandor. Una locura:

El tema es que, de no ser por estas pruebas impresionantes y uno que otro video de políticos diciendo cosas que claramente no pudieron decir (pero lo hacen; el Deep Fake, como su nombre indica, puede llegar a ser increíblemente real), la tecnología sorprendía por su alcance… Hasta que hoy sale esto. Y, creo yo, lo cambia todo:

Y es que se ha teorizado tanto de los «actores IA» (sorry pero la princesa Leia en 3D sigue pareciéndome una porquería), y la capacidad cada vez más cercana de ver «estrenos» con Charlie Chaplin o actores icónicos muertos hace décadas… Pero ayer aparece esto, y claro que tiene mucho más sentido. Ghost Actors. Actores que, como los hombres en spandex verdes, sean capaces de prestar su cuerpo y actuación a otros actores. Actores recordados. O, como en este caso alucinante, actores anatómicamente parecidos al protagonista.. pero 30 años más joven.

Alucinante. Y de seguro que comienza un debate potente. Porque, no sé tu… pero yo prefieriría mil veces ver a «Harrison Ford joven» en una precuela de Indiana Jones o, tal cual, Solo.

O sea, wow. Estoy dispuesto a ver Solo de nuevo, si ahora e Harrison Ford quien actúa en ella.

El poder de la tecnología.

Y si nos queda gustando esto?

Partamos de una premisa obvia, porque no faltan los trolls: es terrible lo que está pasando. Negocios quebrados. Gente encerrada. La vida como la conocemos, en un freeze violento e inesperado que tiene al mundo completo, ¡completo! sin poder girar ni medio centímetro…

Pero este momento de freeze, este mes (que pasará a 2 rápidamente; 3 si me apuras), con clases online, happyHours via Zoom y enmascarados que entran a su casa como si vinieran del espacio, para rociarse cloro o alcohol o lysol antes de hacer nada, está convirtiendo poco a poco nuestras costumbres. Costumbres… de un animal de costumbres.

Así que me pregunto si la señora que lleva 2 meses haciendo Yoga con su tablet y su profe online, o con videos pregrabados en youtube, volverá como antes a pagar la mensualidad del gimnasio, mamarse el taco y el frío para hacer algo que ha hecho todo este tiempo en la comodiad de su terraza o pieza. No lo sé. No lo creo.

Me pregunto cuantas empresas empezaron a trabajar de manera remota y van a pasar de largo. Cuantos clientes hablando con sus proveedores con Zoom nunca más echaran de menos los cafés de más y los tiempos pedidos.

Cuanta costumbre se romperá en estos 3 meses de distancia. De tele-vida. De producto minimo viable. Cuantas personas se estarán dando cuenta que necesitan menos para vivir. Que estar en familia es maravilloso. O al revés: que esto no era lo que querían.

En estos dias, estamos mirandonos al espejo sin posibilidad alguna de mirar al lado. Sin malls, cines, salidas, amigos que nos embolen la perdiz. Estamos aquí. Encerrados. Mirandonos el ombligo. Y algunos estan aterrados… Pero otros, empiezan a sentir que la «limpieza» de alma, de cosas, de rutinas… no está tan mal.

Porque si miramos el vaso medio lleno -y, de nuevo, asumo lo terrible de esto. Las muertes que se vienen y los problemas de una economia detenida como en apocalipsis zombie-… Pero ahora todos los abuelos saben usar videollamadas. Los que fueron capaces de pasar al teletrabajo se dieron cuenta de que es posible combinar familia y trabajo. Que la salud y los hijos valen más que una reunion hasta tarde.

Se realinearon las prioridades. A fuerza de un virus. Se adelantaron 5, 10 años en tecnologias para no perder tiempo en tacos. En reuniones que eran mail. En procesos productivos digitalizados. En disfrutar más las cosas simples de la vida:la salud, la familia, el compartir. El disfrutar.

En dos o tres meses más, cuando todo vuelva a la «normalidad»… ¿Como será esa normalidad?No se si estoy preparado para volver a estar una hora sentado en un taco. O no jugar a las cartas todos los días con mis hijos. O perder horas y horas encerrado, en vez de estar en un cafè o en mi casa terminando algo mientras veo a mi hija jugar.

Dicen que un efecto secundario del Corona Virus es que pierdes el olfato por un rato. Hay otros. Dejar de comprar tonteras. Disfrutar màs tu casa. Apreciar mas tu salud. Los abrazos. Estar en un lugar lleno de gente.

A vivir.

Capaz que en todo este tiempo… nos hayamos acostumbrado a vivir.

Rutina anti-CoVid

No pueh. Como se te ocurre que con una rutina vas a combatir el CoVid. Me refiero a que, como he dicho varias veces en mi Podcast, la mejor manera de evitar la depresión, la fatiga y el saltar por la ventana… es con una buena rutina diaria. Y hoy les quiero contar mi rutina, que armé en base a muchas conversaciones y leyendo a expertos:

1. Lunes a viernes, es lunes a viernes.

Esta es una regla de oro. La principal razón del mareo y depresión es la sensación de que estamos “en un eterno sábado”. No. Mantener el hábito de semana y fin de semana es vital para tu sanidad mental, y el orden de la familia (más teniendo niños chicos). Mi rutina es estricta en la semana. Pero mi “falta de rutina” sábado y domingo, es igual de sagrado. No contestes correos de pega (a menos que sea estrictamente necesario, claro); y, aunque sigas en los mismos 50 metros cuadrados de siempre, cambia completamente la rutina. Toma desayuno en cama, no te acerques a tu “escritorio”, y duerme hasta que te dé hipo (o en mi caso, hasta que una niñita de rulos rojos me levanta los párpados). El stress cansa. Disfruta el fin de semana. Yo, por ejemplo, tengo un “desayuno de sábado” que ya es un clásico: huevos pochados con palta. Asi, mi cuerpo sabe que es sábado. Y mi cabeza le sigue.

Obvio que la foto es real y mía.

2. Reglas de tu rutina:

Así como sábado es sábado, el Lunes a Viernes es tanto o más sagrado. Primero, porque te da la sensación de progreso y movimiento. Segundo, porque el propósito es el antídoto del stress, la depresión y la angustia.

Paso cero: Tú. Respetate a ti mismo! Ducharse, afeitarse, arreglarse, hasta perfumarse. Lo peor que puedes hacer es quedarte en la cama, trabajar echado o desordenar tus habitos. Recuerda que esto puede ser para largo… y los seres humanos somos animales de hábitos. No se te ocurra «ponerte cómodo» quedandote en pijama. Dos: Tu espacio. El escritorio de mi casa lo usan mis hijos, asi que me tomé el comedor, que cierro -y da a la terraza, super buena iluminacion, clave-;y la familia asume que estoy «en la oficina». No me pueden molestar a menos que sea una emergencia. Armate tu espacio «de trabajo»… y ni te acerques a él el finde.

Con estos dos pasos previos, ahora te comparto mi rutina (entendiendo que, como sabrán, en este momento estoy full networking y buscando qué haré «mis proximos 20 años». Adecúalo acorde a tu día:

8.00: Ejercicio. Alarma. Levantarse rápido (previo sueño de 8 horas, que para mi es el paso cero a andar bien todo el día), y me voy a la terraza donde muevo todo y dejo un espacio de dos metros cuadrados para hacer ejercicio. Yo partí con una rutina para «volver a tonificar», con estas clases o(anline de 7 minutos por set (que deberias repetir 4 veces, idealmente; yo voy en la segunda repeticion recien jaja). Solo necesitas agua, una toalla y partiste. En mi segunda semana, empecé a mezclar primero AeroCombat, y luego Orux. Y como se va notando el cambio de animo, energía y motivación. 

8:45 a 9:15: Limpiar y desayuno. Apenas termino mi rutina, y para no enfriar el cuerpo, aprovecho de ordenar, barrer (mis 2 perros en mi terraza de suelo blanco, mejor ni te explico); y preparo todo para el día. Luego tomo un buen desayuno viendo las noticias o pidiendoselas a Google: la rutina de «Ok Google, buenos días» puede ser programable a lo que quieras. Yo la programé para a) pronostico del tiempo b) agenda del dia (saqué «cuanto a mi oficina» obviamente), y luego noticias: Primero locales, luego globales y finalmente tecnológicas.

9:30 parte el día. Pendientes. Tampoco quiero matarme y levantarme a las 7 am. Es importante dosificar si estas encerrado. Asi que me lo tomo con calma. Y parto viendo pendientes del día (en mi caso reuniones, cursos, networking, mi podcast, etc)… y parto.

9,30: Go! Cursos o Charlas. A primera hora parto mis clases. La primera semana terminé las certificaciones de Google y Facebook que me debía hace rato; en mi caso las hice rápido porque eran solo repasos y certificar lo que ya sabía… y la semana pasada hice un curso de Growth Hack en Sence (Fundación Telefónica liberó cursos buenisimos). Te dan diploma y todo. En paralelo, los Jueves a las 9,30 mi querido Warketing está armando unos #CafesVirtuales, donde conversamos con gente muy entretenida. Markerting, tendencias, etc. Busquenlo y sumense.

De ahì en adelante, obviamente depende de tu día: Yo estoy haciendo ejercicios con un Coach, conversando con la industria (mi post de 110,000 views fue tremendo para poder entender en que estan todos y ofrecer mi ayuda). De ahi en más tengo agendadas conversaciones, proyectos y charlas… hasta las 14,00

14,00 a 15,00: Break. Es clave ese break. Con una niña chica en casa, es mi momento de jugar con ella, armar un picoteo con la familia y descansar. Almorzamos, veo un poco de tele o Netflix… y a seguir.

15,00 en adelante: En mi caso parto con conversaciones o reuniones (interactuar post almuerzo es la mejor forma de no quedarse dormido o echado sin querer). Luego armo mi Podcast;y sigo hasta las 18,30… Y ahi paro. Horario. Orden.

19.00: Compartir. ¡¡Que importante esto!! Si estas solo en tu depto, pasea a tu perro. Llama a amigos y arma «Happy hours virtuales»;con tu picoteo y tu traguito, via zoom. La waif se rió de mi la primera vez que lo hice. Ahora quiere copiarme. Juegos de mesa en familia, llamar a tus viejos, mantener a tus seres queridos cerca, aunque sea via tecnologia, es el final del día ideal.

Ojalá les sirva mi calendario! Lo mas importante es levantarse temprano, ejercitarse (parte suave!); y luego ducharse, afeitarse, vestirse… e ir a tu «trabajo», sea una mesita en un rincón o tu comedor. En una epoca en que estamos encerrados, alejados y con la economia derrumbandose, la rutina y el proposito son el unico motor para mantenerse bien.

«Mamá, estoy aburrido!»

ritalin leon estoy aburrido

Creo que buena parte de las razones de por qué hoy mi tarjeta dice «Creativo», es esa frase. Aburrido. Eternamente. Crecí en los 80s. Sin cable. Sin piscina. Pero con amigos de barrio y mucho, mucho (¡mucho!) tiempo libre que matar.

Estar aburrido me hizo leerme la «Enciclopedia Barsa» de mi abuela, completa. Data inútil de una edición de fines de los 60s con «Alberto Einstein» y «Adolfo Hitler» entre sus páginas. Estar aburrido me hizo empezar a calcar mis comics (¿se acuerdan del papel calco y las hojas autocopiantes de máquina de escribir Kores?!»)… y más tarde comenzar a dibujar comics. Estar aburrido me hizo pescar libros que, a los 10 años, jamás habría pescado: desde Cortazar hasta Asimov. ¡¡ASIMOV!! Y de ahi mi fanatismo por la ciencia ficción, que dio paso al fanatismo a la tecnología… y voilá.

Estar aburrido me hizo inventar historias con mis amigos;  y con ese público tan exigente -con historias en vivo, entre el almuerzo y la hora del té-, entender cómo se forman las historias entrenidas. Inventar comunicadores interplanetarios de tapitas de bebida; y disfraces de «Guru-Guru» hechos con los cartones, scotch y el papel de envolver de la pastelería de mi abuela (creo que hay alguna foto por ahí; no la publiquen por favor).

En definitiva, estar aburrido me hizo desaburrirme pintando. Dibujando. Escribiendo. Leyendo. Desarmando motores de juguetes y armando disfraces de cartón. Estar aburrido, me hizo finalmente publicista. Comunicador. Creativo.

Por eso miro esta época con terror. Porque ya tengo más de 40 y paso igual de pegado al celular, al iPad o a mi Mac que cualquiera de ustedes… pero nací en los 80s y mi cerebro aprendió a aburrirse y desaburrirse. A tomar un lápiz (o Apple Pencil) y dibujar en una hoja (o en mi iPad) y garabatear batmanes y supermanes y pelotudeces varias. A inventar cosas para entretener mi cabeza. A diferencia de los niños de hoy. De los practicantes de hoy. De los adolescentes de hoy. Que si están aburridos no van a desaburrirse inventando algo o conversando con alguien improbable. Simplemente van a sacar su celular y desaburrirse a punta de swipes y likes y whatsapeos.

Y no me tomen a mal: La tecnología es una maravilla. Si naciste en mi época, y creciste con la tecnología -pero no naciste con ella-, la tecnología es algo realmente mágico. Y me fascina. Porque le puso alas a nuestra ochentera cabeza…

Pero tengo miedo.

Miedo por las generaciones más chicas. Las que nacieron con la tecnología. Las que no están teniendo tiempo de aburrirse y tomar un lápiz y hacerse genios del dibujo. O de la guitarra. O de las letras. Gente que no va a desaburrirse aprendiendo un idioma de puro ocioso; sino que simplemente va a meterse la mano al bolsillo y sacar su celular. Gente que no se aburra nunca. Gente que deje de crear; de puro aburrido.

Y a mi qué

Los que me conocen, sabrán que en todas mis presentaciones y en todas mis charlas tengo en algún momento un slide con el titulo de este Posteo. Y a mi qué.  La máxima en la que fundamento cada revisor de ideas, cada campaña que hacemos y cada proyecto que tomamos. Es ponerse desde el lado de las personas y decir: ¿En serio me quieres interrumpir mi video para decirme que cambiaste de envase?…

Es fácil llenarse la boca con la frase «Seamos relevantes». La pega dura es hacerlo. Por eso, el revuelo que ha causado esta ultima semana nuestra campaña para Lubricantes Lubrax (nótese la categoría y el producto del que están todos hablando)… no puede sino darme la razón en mi punto: la única forma de ser verdaderamente significativos en la vida de las personas, es creando marcas relevantes. Y la única forma de ser relevante, es entender a la gente. Pero de verdad entenderla.

Para Lubrax fue una tremenda jugada. Pero también fue para nosotros plantarnos frente a un cliente, en licitación, y decirle «Lo siento mucho… pero a nadie le interesa tu producto». O, en bonito, si no eres tuerca o no tienes un auto de miles de dólares, el cambio de aceite es un cacho. Un trámite. Y póngale el que usted me diga, señor Mecánico. ¿O por qué creen que es grito y plata el sticker del «recomendado por» en todos los autos nuevos?…

La pregunta entonces es: Si este producto no es relevante para la gente, ¿cómo hago que la gente hable de mi producto? Nuestra respuesta fue la disrupción:

Trend topic 2 días. «La mejor publicidad de la vida» (what?!!). Matinales. Programas de capuchas. Notas en todos los diarios…

Captura de pantalla 2018-10-29 a la(s) 10.43.56 a. m.
Captura de pantalla 2018-10-22 a la(s) 12.40.18 p. m.
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Captura de pantalla 2018-10-31 a la(s) 12.55.54 p. m.

Y cuando respondes el «Y a mi qué», las plataformas son lo de menos. Si haces un comercial de TV que la gente comenta, va a aparecer en Twitter y la gente va a compartirla en su muro. Y si es una campaña digital digna de comentar, las noticias la van a subir al «offline». Olvídate de las plataformas. Tú quédate con el «¿Y a mi qué?».

Tendencias 2020: La burbuja mediática

Hace unas semanas, en el comité de Innovación de la AMDD nos propusimos ir más allá de los clásicos recuentos de fin de año y la búsqueda obvia de las tendencias del próximo año. Obvio que el 5G, los Deep fakes y el uso de Big Data van a seguir siendo rumiados por todos… pero queríamos de verdad echarle una mirada a tendencias más profundas, quizás no tan «hot» pero sí super acciobables para poner en agenda en el 2020… Y a mi me tocó hablar un poco de la Burbuja mediática. Y les comparto la nota.

(Aparecido en el Numero de Enero 2020 en la Revista de la AMDD Chile)

La burbuja mediática es ese apacible estado al que llegan tus feeds de noticias y redes sociales una vez que los algoritmos toman el control. Sin que te des cuenta. Entendiendo tus gustos y dándote lo que quieres. 

Corte a las marchas. Las peleas en twitter. 

Corte a nuestras caras de WTF…

Y es que el problema de la burbuja mediática va mucho más allá de volvernos monotemáticos. Si solo ves lo que te gusta ver y sólo conversas con quienes piensan como tú, terminas por convencerte de que el mundo entero piensa como tú. Y solo basta con que sigas un Trend Topic en Twitter, saliéndote de tu timeline perfectamente curado para ti, para que te pegues con la realidad. Un “pop” de tu burbuja del que, claramente, en estos días quedamos todos con dolor de oídos. 

En los últimos años hemos debatido incansablemente sobre derechos, igualdad y los sesgos inconscientes…  pero la burbuja mediática, tú burbuja mediática, ni siquiera la estás haciendo tú mismo, sino que tus aparatos. Por lo que opinas; pero también por donde vives. Qué sistema operativo estás usando. 

Como comunicadores, es un lujo que no nos podemos dar. Una tendencia que nos perfila al debacle como sociedad. Si ya vivimos en un país que se comporta a veces como pueblito; con los “De qué colegio saliste” y la Plaza Italia que nos corta en dos como sociedad… es clave ser conscientes en combatir la modorra a ver todo como queremos verlo. Y buscar escuchar esa otra mirada. Aunque nuestro celular nos la pelée. 

La obsesión. El verdadero diseño de experiencia

En la época de la post publicidad, la post verdad y todos los neologismos cool que tanto nos gusta usar, la única máxima absoluta (al menos a mi modo de ver; es mi blog, oye) es la del todo vale. Todos los medios, quiero decir. Hoy la marca no es «on» u «off». Y sorry por el discurso 2009, pero al parecer ese mantra se repite pero no se practica. Con agencias que ven solo lo digital (what?!!) de una marca, y otra agencia -con otra mirada y otra agenda- viendo lo «off». ¡Para la misma marca! Es como que de este lado de la tienda lo maneje un administrador, y este otro, otra persona.
Una marca. Una mirada. Un foco. No importa el medio, no importa el formato. Eso, es diseño de experiencia.
Seamless. En inglés. Sin costuras. Perfecto. Liso como espejo de agua. Que la forma en como te recibe el vendedor, se condiga con la vitrina. Y la filosofía interna. Y el empaque. Y el discurso de la fiesta de fin de año de la empresa.

Pero diseñar una experiencia de marca no es fácil. Es ir contra la corriente del status quo y la mediocridad. Del «para qué cambiarlo si funciona». Es sistémico. Es profundo. Y requiere un diseño proactivo, consciente.
Es la mentalidad del nuevo coach que llega al equipo de futbol. O del nuevo gerente de marketing. Y no requiere que estés llegando. La mentalidad de «esto se va a ordenar de una puta vez» puede partir hoy mismo. Pero tiene que tener una mirada obsesiva con que, finalmente, todo (¡todo!) comunica. Desde cuánto le pagas a tus empleados y si reciclas o no, hasta el texto legal de tu aviso.

Diseñar o rediseñar la la experiencia de tu marca es un Sudoku. Una partida de ajedrez. Caminar en el hielo. Dar pasos específicos, conscientes. Inhalar y exhalar a conciencia. No importa si antes caminabas sin pensar. Desde ahora, al menos hasta que esa cadencia se vuelva la que quieres realmente tener, debe ser obsesivamente consciente.

De muestra, un botonazo que me encontré en Linkedin:

Captura de pantalla 2018-10-12 a la(s) 11.11.25 a. m.

De la posverdad a la pospublicidad

Podemos ser muy creativos, muy rupturistas y muy premiados con lo que hacemos… pero el fin ultimo de la publicidad, siempre es y ha sido vender. Un perogrullo que más de algun cliente nos recuerda de vez en cuando: ¿Pero esto va a vender?… Una discusión eterna (que siempre tiene como ejemplos a Apple, que jamás ha puesto -ni pondrá- un precio en sus avisos; y el retail, que jamás sacará -ni dejará de usar- a los rostros). ¿Vende más el aviso con el precio gigante? ¿Vende más la experiencia de marca?

Si. No. Todo. Estamos en un mundo en donde los embajadores (los bien trabajados) nos venden productos sin que nos demos cuenta. Y las marcas tratan inútilmente de convertir su slogan en un hashtag. Entre todo ese agnosticismo de medios, en donde la publicidad ya no tiene cara de publicidad, es clave tener clara tu estrategia de marca. Tu espacio. Tu digital persona (entendiendo que hoy todo es digital y hashtageable) ¿Eres una marca que va a gritar precios? ¿Eres una marca que va a llegar por estilo de vida? Hoy un advocate de marca bien pensado y bien fidelizado, puede vender más que un aviso con el precio gigante. Porque estás “vendiendo” ese mundo que antes veíamos en irrealidades y focos de estudio, en la vida misma. En fotos quizás igual de trabajadas para Instagram, pero que respiran ese aire a “esto no es un aviso”.

En la era de la post-verdad, estamos frente también a la post-publicidad. A cautivar followers con fotos increíbles de tus tragos o tus cervezas insertas en situaciones “reales”. Porque hoy ya no competimos con la cerveza del lado, sino que con la foto del matrimonio del finde de tu prima. El boomerang de tu sobrina de 3 años. 

Y eso, claro que vende. Porque hoy la moneda de cambio es la atención.

Pero no me malentiendan: Nuestro fin ultimo sigue siendo vender. Como siempre.

Solo que nuestro fin inmediato, empezó a competir no con los espacios publicitarios, sino que con los espacios (micro-momentos le dice Google) en que metes tu cabeza en el celular. Y eso implica intentar imbuirte en nuestra experiencia. Nuestro estilo de vida como marca. Nuestro brandeo post-publicidad.


Cristián “Ritalin” León es publicista de la Universidad del Pacífico.

Charlista, blogger y Director General Creativo de MRM/McCann.

Publicado primero en la revista de la AMDD en marzo de 2018

La interfaz del (no tan) futuro

Ultimamente estoy pegadísimo con mi Google Home. Un aparatito mínimo que reemplazo a Siri en mi pieza, básicamente por 3 cosas impresionantes:

  1. Que reconoce las voces; y se comporta de acuerdo a las cuentas de cada uno. No es lo mismo que yo le diga “Ok Google, qué tengo hoy”, a que lo haga la waif. Aunque, claro, la waif es tecnófoba y no lo hace. Pero ya salvé mi algoritmo de Spotify cuando ella pidió Marc Anthiony (el horror) y no usó mi cuenta. Instant win.
  2. Que al conectarlo con el Chromecast (ese pendrive que se conecta a tu tele), se crea un ecosistema tele+parlante+usuario digno de ciencia ficción. Estilo: “Ok Google, ver Black Mirror, sin subtítulos”, y que, en cámara lenta y con boca abierta, veas como a) se prende la tele b) se abre Netflix c) se abre TU usuario d) se pone el capitulo DE TU USUARIO, donde lo dejaste.
  3. Que es lejos más inteligente, y entiende, lejos, mejor que Siri. El “Ok google buenos días”, completamente programable con las luces, tu calendario, waze, noticias… es como para pasar todo el día con la mantita hasta el cuello.
Primero fue Mobile first. Luego mobile only… Cuando parte el Voice only?

Los que me conocen, saben que soy un fan de la voz como interfaz. Desde mi primer iPhone con Siri hasta mi Apple Watch (QEPD)… Pero últimamente esa interfaz está tan sofisticada, que huele a futuro cercano que tu famoso trabajo de SEO (o el trabajo de las compañías para que la misma programación de su sitio esté tan bien diseñada para los ojos de Google, que sí o sí aparezcas naturalmente en la primera página, porque NADIE ve la segunda)… se termine con un holocausto vocal: y es que, con la voz, no tienes ni siquiera una primera página. Tienes sólo una, ¡una! Primera búsqueda.

“Quiero una pizza”, “llévame a una bomba de bencina”…

Ayer empecé a ver “Mejores que Nosotros”; una serie de SCI-FI rusa (what?) de Netflix. Y como con HER, estoy rayando con las interfaces. Con esa mirada de un mundo con tanta tecnología, que se vuelve una capa invisible. Con Siris y Alexas invisibles, y pantallas estilo papel que apenas y usas.

Porque para qué, google. Para qué.

Dieter Rams. O: Al fin sé que estoy odiando de #Apple.

Esperé casi 1 año por el documental de Dieter Rams, dirigido por Gary Hustwit. (Helvetica, Objectified, Urbanized). Soy un declarado fanático tanto del director y sus 3 películas anteriores; como de Herr Rams; desde que lo descubrí en el 2008 como la fuente de inspiración de Apple; y específicamente de Jony Ive, el director de diseño (flashback al posteo).

Así que no les explico la emoción cuando el viernes me llega el mail diciéndome que mi pre-compra del documental, ya estaba listo para su descarga! Un documental maravilloso; que disfruté a pedacitos el fin de semana, como quien disfruta un buen chocolate.

Al terminarlo, no pude dejar de conectar mi desilusión del ultimo tiempo hacia Apple, con la mirada inmutable de Dieter Rams, a través de sus 10 Principios del Diseño… Y caí en la cuenta de por qué Apple me parece cada vez menos relevante. Y cada vez más irritante.

¿En simple? Porque ya no siguen las 10 reglas del diseño de Dieter Rams.

Específicamente en 5 de ellas. Veamos todas y les cuento:

Los 10 principios del Diseño, de Dieter Rams.
  1. El buen diseño es innovador

Kaboom. Te bañastes Edgar. Apple inventó el computador personal. Inventó el celular moderno… ¿y hoy? Solo hace mejoras de sus tremendas innovaciones. Nada más.

2. El buen diseño hace productos útiles.

Sacar el Magsafe (ese cargador imantado de todos los Macs hasta el 2015) fue como un sacrilegio a Steve Jobs. Y el nuevo iPad Pro, es un monstruo en capacidad, velocidad y performance… en iOS. Que es como ponerle motor de Lamborghini a un autito a pilas. Mal. Y no me hagan hablar del teclado nuevo. Un asco.

3. El buen diseño es estético

Que pena ver que Microsoft, el eternamente perno Microsoft, le esté ganando la batalla a Apple. El origami espantoso que inventaron para el iPad Pro el año antepasado, es terrible. Y ahora el teclado se voltea, y quedas tocándolo con los dedos mientras lo usas como tablet. Muy poco Apple de tu parte, Apple.

6. El buen diseño es honesto: Un diseño honesto nunca intenta mentir sobre el verdadero valor e innovación del producto. Un buen diseño no trata de manipular al consumidor mediante promesas de una falsa utilidad más allá de la realidad física del producto… Cuando veo el iPad Pro, un monstruo titánico de hardware, con un software de sampling llamado iOS, no me queda otra que pensar que Apple no está pensando en la gente. Ni por precios (1,200 dólares un celular? En serio?), ni por specs (el MacBook Air nuevo tiene un chip que ya tiene casi 24 meses de viejo).

7. El buen diseño tiene una larga vida. Uuuufa, aquí sí que se me descontrola mi despecho. Casos tan terribles de Obsolescencia Programada de Apple hay para regalar. Desde el «batterygate», que dejó ver que Apple deliberadamente pone más lentos los iPhones antiguos… hasta un botón de muestra personal: mi Apple Watch 1st Gen. 400 Lucas en Chile; casi US$600, con apenas 2 años de uso -y obviamente sin soporte alguno-… pero saben qué tiene de nuevo? una linda tapita.

La tapita del Apple Watch. Caben justo justo tu decepción y tu rabia.

Me quedo con la frase final de Mr. Rams: Less, but better. Si Apple realmente cree en que el mundo del computador personal es el iPad, córtala con los ires y venires del MacBook Pro a medio cocinar; y hazlo de nuevo. O termínalo e inventa realmente un «ipadbook pro». Un híbrido sin iOS ni problemas que claramente huelen a estrategia comercial… Y hazla bien. Como con el primer iPhone. El primer MacBook Air. Como cuando estaba Steve Jobs, un obsesivo absoluto de la experiencia de usuario. Un fanático, seguro, de Dieter Rams. Como yo. Como muchos enojados con Apple. El del 2018.